jueves, 5 de julio de 2007

EL MÉTODO DEL RECORTE



William S. Burroughs
Foto: Michel Marcu

Durante una convención surrealista de los años 20, Tristán Tzara, el hombre de ninguna parte, propuso crear un poema allí mismo mediante la extracción de palabras depositadas en papelitos dentro de un sombrero. El motín resultante causó estragos en el teatro. André Breton expulsó a Tristán Tzara y confinó los recortes en el diván freudiano.
En el verano de 1959, el pintor y escritor Brion Gysin recortó en secciones varios artículos de diarios y las reorganizó al azar. Mi libro Minutes to Go (A minutos de partir) fue un resultado de este experimento inicial de recorte. Minutes to Go contiene recortes no reescritos, sin cambio alguno, que emergen como una prosa bastante coherente y llena de significados.
El método es simple. Este es el modo de hacerlo.
Toma una página. Como esta página. Ahora recórtala en dos mitades. Ahora tienes cuatro secciones: 1, 2, 3, 4... una dos tres cuatro. Luego, recompone las secciones colocando la número cuatro con la número uno, y la número dos con la número tres. Y obtienes una nueva página. A veces expresa bastante de la misma cosa. A veces es bastante distinta. Recortar discursos políticos es un ejercicio interesante, y en todo caso verificarás que dice algo, y algo bastante definido. Toma a cualquier poeta o escritor que te guste. O poemas que hayas leído muchas veces. Después de años de repetición, las palabras perdieron vida y significado. Ahora bien: toma el poema y tipia pasajes selectos. Llena una página con extractos. Luego recorta la página. Tienes un poema nuevo. Tantos poemas como quieras. Tantos poemas de Shakespeare Rimbaud como quieras. Tristán Tzara decía: “La poesía es cosa de todos”. Y André Breton lo acusó de policía y lo expulsó del movimiento. Dilo nuevamente: “La poesía es cosa de todos”. La poesía es un lugar y brinda libertad para que recortes a Rimbaud y te coloques en el lugar de Rimbaud. Aquí tienes un poema de Rimbaud recortado:

Visita de recuerdos. Sólo tu danza y tu voz casa. En el aire suburbano improbables deserciones... todo armónico pino en lucha.

Los grandes cielos están abiertos. Candor de vapor y una tienda que escupe sangre risa y penitencia borracha.

Desfile de vino perfume abre una botella lenta.

Los grandes cielos están abiertos. El clarín supremo quema carne niños en neblina.

Los recortes son para todos. Cualquiera puede hacer recortes. Es experimental en el sentido de ser algo para hacer. Es algo que se escribe ahora mismo. No es algo sobre lo que se conversa y discute. Los filósofos griegos suponían lógicamente que un objeto doblemente más pesado que otro objeto caería doblemente más rápido. No se les ocurrió empujar ambos objetos desde la mesa y ver cómo se caían. Shakespeare Rimbaud viven en sus palabras. Recorta las líneas de palabras y escuchará sus voces. A menudo, los recortes emergen como mensajes codificados con significado especial para el recortador. ¿Golpeteos en la mesa? Tal vez. Por cierto, se trata de una mejora de las habituales y deplorables actuaciones de poetas contactados a través de un médium. Rimbaud se anuncia, y lo que surge después es una agónica poesía pésima. Si recortas las palabras de Rimbaud te asegurarás al menos buena poesía, si no una aparición personal.
Todo escrito es en verdad un recorte. Un collage de palabras leídas escuchadas y vueltas a escuchar. ¿Qué más? El uso de la tijera vuelve explícito el proceso y sujeto a extensión y variación. La clara prosa clásica puede componerse nuevamente con recortes vueltos a armar. Recortar y recomponer una página de palabras escritas introduce una nueva dimensión a la escritura y le permite al escritor que convierta las páginas en una variación cinemática. Bajo las tijeras las imágenes cambian de sentido, aromas e imágenes se vuelven sonido, miradas se vuelven sonido, sonidos se convierten en acciones. Hacia eso apunta Rimbaud con el color de sus vocales. Y su “sistemática desarticulación de los sentidos”. El lugar de la alucinación con mescalina: escuchar colores, saborear sonidos, oler formas.
El método del recorte acerca a los escritores al collage, que ha sido usado por lo pintores durante cincuenta años. Y usado por las cámaras fotográficas y cinematográficas. De hecho, todas las imágenes callejeras filmadas o fotografiadas surgen de factores imprevisibles de los transeúntes y por la yuxtaposición de recortes. Todos los fotógrafos te dirán que a menudo sus mejores tomas son resultado de accidentes... los escritores te dirán lo mismo. Los mejores escritos parecen haber sido hechos accidentales de los escritores, hasta que se volvió explícito el método del recorte. Toda escritura es en la práctica un recorte. No hay modo de producir el accidente de la espontaneidad. No se puede causar la espontaneidad voluntariamente. Pero se puede introducir un imprevisible factor espontáneo con una tijera.
Además de cortar y recompaginar páginas de texto para formar nuevas combinaciones de palabras e imágenes, al escribir mis dos últimas novelas --Expresso Nova y El boleto que explotó--, utilicé una extensión del método de recorte que denomino “el método del doblez”. Una página mía o de cualquier otro es doblada (verticalmente) al medio y colocada encima de otra página. Luego, el texto compuesto es leído a partir de la mitad doblada inicialmente y la mitad visible de la otra página. El método del doblez extiende a la escritura el flash-back (imagen retroactiva) usado en las películas, lo cual le permite al escritor saltar hacia atrás o adelante desde su senda temporal. Por ejemplo, tomo la página uno y la doblo sobre la página cien: inserto el resultado como página diez. Cuando el lector lee la página diez, relampaguea avanzando en el tiempo hacia la página cien y retrocede hacia la página uno. Así puede producirse a pedido el fenómeno deja vù (algo ya visto).

Este método es por supuesto utilizado en música, donde continuamente somos llevados hacia atrás y hacia delante en la senda temporal mediante la repetición y la recompaginación de temas musicales. Al utilizar el método del doblez, empalmo, anulo y rearmo como en cualquier otro método de composición. Con frecuencia experimento la escritura de varias páginas como texto narrativo corriente que luego doblo y empalmo con otras páginas y descubro que los dobleces resultan más claros y comprensibles que los textos originales. Mediante el uso del método del doblez se pueden producir prosas de una narrativa perfectamente clara. Usualmente, los mejores resultados se obtienen colocando de modo yuxtapuesto páginas que se refieren a temas similares.

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